El caso Farewell

L'Affaire Farewell (2009)

Curiosidades

A Guillaume Canet le encantó trabajar en Rusia. Gracias a este film, se dio cuenta de lo agradable que es hablar en un idioma que no se controla. "Se trata de un ejercicio en verdad extraño, pues debes prestar la musicalidad y el ritmo adecuados a unas palabras que sencillamente no conoces. Primero, tuve que trabajar el guión en francés, y entonces aplicar la fonética rusa, teniendo presente que ambos idiomas tienen una entonación del todo distinta para decir la misma cosa. Creo que este bilingüismo aporta gran profundidad al personaje al decirnos algo sobre su vida y su sinceridad para con el mundo", recuerda Canet.
Según Guillaume Canet, "cuando Christian Carion se hizo cargo del proyecto, logró dar a los personajes una dimensión más humana, al convertirlos en figuras falibles y complejas".
Christophe Rossignon le pidió a Guillaume Canet que leyera el primer guión, la versión de Eric Raynaud, para que le diera su opinión, incluso antes de que Christian Carion le ofreciera al actor trabajar en la película: "se trataba de una versión en alguna medida incompleta, substancialmente distinta del guión final. Sin embargo, el contexto histórico y los personajes ya me parecieron muy potentes, y las diversas historias de amor sumamente intensas. Es extraordinario pensar que este caso tan ignorado alcanzara a ejercer tamaño impacto en el curso de la historia del mundo. En la primera versión, el personaje de Pierre, a quien encarno yo mismo, era mucho mayor, lo que me pareció menos interesante. Le sugerí a Christophe Rossignon que Pierre sumaría enteros si fuera más joven, pues tendría mucho más a perder. Cuando más tarde supe que Christian había coincidido conmigo en este extremo, y que había hecho al personaje más joven, estuve encantado", comenta Guillaume Canet.
Para Emir Kusturica lo más difícil durante el rodaje fue trabajar en dos idiomas extranjeros, francés y ruso. El actor tiene ciertas nociones básicas de ambos idiomas pero no puede sostener una conversación en dichos idiomas.
Para interpretar a Sergei Gregoriev, Emir Kusturica jamás pensó en el personaje como un oficial del KGB. Lo que le pareció interesante del personaje fue su deliberada determinación a cambiar el mundo y su singular postura, a caballo entre Occidente y el Bloque soviético. El actor no prestó atención a los detalles que le hacían pertenecer al Servicio Secreto, sino más bien a cómo un ser humano puede llegar a influir en el curso de la historia.
Emir Kusturica se interesó por el proyecto, porque según comenta "contrariamente a la mayoría de los thrillers y películas de espionaje, este guión poseía una dimensión humana y una espiritualidad que me parecieron emotivas. Es muy raro que se te ofrezca un thriller que añada tanta importancia a los aspectos internos del ser humano".
Para interpretar a Ronald Reagan, Fred Ward trabajó en los Estados Unidos con un instructor, particularmente en lo referente a los aspectos gestuales y la voz. Cuando llegó a París, Dominique Colladan añadió algunos pequeños retoques.
Susie Figgis había preseleccionado a Fred Ward y Christian Carion se encontró con él en Los Ángeles, pues el actor no quería dar vida a Reagan. "Me explicó que para los americanos este presidente se había convertido en algo así como un icono, un monumento solemnemente enterrado ante una reunión de todos los presidentes de los Estados Unidos todavía vivos. Pero como demócrata, Fred era reticente a interpretar el personaje de Reagan. Estuvimos hablando sin parar durante horas, y finalmente se avino. Yo estaba encantado, porque sabía que estaría fantástico", recuerda Christian Carion.
Philippe Magnan estudió muchos documentos concernientes al presidente François Mitterrand, y estuvo escuchando grabaciones de su voz, particularmente las entrevistas con Marguerite Duras.
"Siempre he pensado que Philippe Magnan tiene algo de Mitterrand en la mirada, y también en su actitud. No obstante, consulté a otros actores en lo que devino algo así como una audición de actores para Mitterrand, y Philippe parecía la elección obvia. A partir de aquel momento, Dominique Colladan, nuestra maquilladora, y yo mismo, comenzamos a "trabajar" el rostro de Philippe para resaltar el parecido a Mitterrand", comenta Christian Carion.
Christian Carion descubrió a Alexandra Maria Lara en El Hundimiento. La quería en mi film como la esposa de Pierre Froment, porque creía que aportaría a la historia una genuina dimensión angustiosa.
Emir Kusturica entró en el reparto cuando el actor ruso inicial abandonó el proyecto. Susie Figgis, directora de reparto fue quien se lo sugirió a Christian Carion.
Desde el primer momento Christian Carion reescribió el guión con Guillaume Canet en mente. El director y guionista quería hacer otra película con él, y le pareció que aportaría al papel un nerviosismo y una febrilidad en alguna medida caóticos para con todo el affaire.
Nunca antes se había mostrado el Despacho Oval de la Casa Blanca en un film francés.
Para el Despacho Oval de la Casa Blanca utilizaron un espacio enorme, una fábrica vacía en Ivry-sur-Seine, París, en la que construyeron una réplica exacta del Despacho Oval, así como los escenarios para las prisiones de la KGB y los interiores rusos.
Para las escenas de estío, rodaron en Kiev y en Harkov, para las escenas de invierno en Helsinki y el Círculo Ártico. Les fue imposible rodar en Moscú. En las ciudades de Ucrania, el equipo se topó con vecindarios y plazas que ejemplificaban a la perfección aquel espíritu soviético de los ochenta.
El equipo logró hacerse con un gran número de fotografías de la vida cotidiana en la Rusia de la época. Todas sus ideas occidentales, nuestras concepciones de un Moscú en blanco y negro, gris, y apagado, desaparecieron. "Es cierto que no había publicidad, ni ningún cartel luminoso en la ciudad. Pero ello no quería decir que la gente vistiera monótonamente. Obviamente, sus prendas eran baratas, aunque muy pintorescas, en ocasiones rayando unas combinaciones de colores extremas, a decir verdad. Así que nos deshicimos de nuestra luz gris, de nuestras concepciones tenebrosas, y procuramos respetar la época soviética mediante, una vez más, la adopción de su punto de vista. Por lo que se refiere a las escenas occidentales, sencillamente rodamos las localizaciones tal y como eran. El vestuario y los peinados resultan lo distintivo de cada época", comenta Christian Carion.
Para los decorados el equipó utilizó auténtico papel de pared de la época, y un contingente importante de muebles soviéticos.
Para los escenarios de la película emplearon muchas semanas explorando Moscú. Christian Carion y Jean-Michel Simonet, el jefe de diseño de plató, visitaron gran cantidad de apartamentos, que todavía conservan el espíritu de la época soviética. Hicieron muchas fotografías del mobiliario, del papel de la pared, de las alfombras, de las imágenes enmarcadas colgadas en las paredes, etc.
Christian Carion confesó que hubo un momento en que le daba vueltas la cabeza y que tuvo que dejar de lado mucha información. Tenía la impresión de que cada vez era más difícil alcanzar una síntesis objetiva. Recuerda que un testigo le dijo, apenas ocultando la sonrisa, que nunca se llegó a encontrar el cuerpo de Farewell. Efectivamente, la familia nunca recibió un certificado de defunción del KGB. A partir de aquel momento, Carion comenzó a mantenerse a distancia de los hechos que no era capaz de autentificar. De hecho, tiene la impresión de que nunca se sabrá toda la historia del Affaire Farewell, particularmente por lo que atañe al lado ruso. Comenta que "de todas maneras, es normal que una historia llena de secretos tenga su costado oscuro. Me llevó su tiempo admitir que los hechos se me resistían, que la historia seguía fluctuando.".
Christian Carion se encontró con Jacques Attali en varias ocasiones para sondearle acerca de François Mitterrand y Ronald Reagan. Y entonces comenzó a ocurrir algo extraño. Se hizo público que se estaba preparando un film sobre el Affaire Farewell. Como consecuencia, la gente comenzó a ofrecerle a ponerse en contacto con Carion para poder compartirle sus historias personales. A condición de que respetara el anonimato, le contaron sus versiones de los hechos, su parecer acerca del affaire.
Para investigar la historia Christian Carion no necesitó encontrarme con gente de los Servicios Secretos, particularmente del lado francés. Éstos ya se habían expresado largamente en las entrevistas de Eric Raynaud, y a Carion le daba la impresión de que no estaba en su naturaleza atender ruedas de prensa.
Christian Carion comenzó por tratar de olvidar el guión original, para trabajar en el guión de la película. Necesitaba investigar la historia en sí misma. Eric Raynaud había grabado horas de entrevistas con las figuras clave implicadas del Servicio Secreto Francés, de tal modo que Carion comenzó con eso. También leyó el libro de Sergey Kostine, Bonjour Farewell, que aborda el affaire desde el punto de vista ruso. De hecho, este caso ha dejado gran número de huellas en la literatura y en los mass media audiovisuales. Como Ronald Reagan dejó escrito, es uno de los más importantes affaires de espionaje de la posguerra en el siglo XX.
El guión original narraba esencialmente los hechos del caso en Moscú, y dentro de los Servicios Secretos. De tal modo que Christian Carion sugirió a Christophe Rossignon que lo rehiciera en dos direcciones: la consideración para con el idioma original de los protagonistas, mediante la configuración de un reparto internacional, y el recentrado del proyecto en torno a la dimensión política, dando espesor y dimensión a los papeles de los estadistas que así devienen personajes genuinos por derecho propio. Christophe se avino inmediatamente a este nuevo enfoque.
El proyecto de la película se lo sugirió el productor, Christophe Rossignon a Christian Carion (director). Había comprado los derechos del guión escrito por Eric Raynaud, quien había fracasado en su intento de realizar el film en los Estados Unidos. Christian Carion había leído el primer volumen de Verbatim, de Jacques Attali, quien subrayó la importancia crucial que había tenido el Affaire Farewell en las relaciones entre François Mitterrand y Ronald Reagan desde el mismísimo comienzo de sus respectivos mandatos.

Autores, bibliografía: Tepasmas