127 Horas (2010)

127 Horas (2010)

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Curiosidades Además de rodar en el auténtico Blue John Canyon, la diseñadora de producción y de vestuario Suttirat Larlarb reconstruyó también en un plató el espacio de pocos centímetros de anchura donde Ralston quedó atrapado, lo que aportó mayor flexibilidad y seguridad a la hora de rodar durante un período prolongado. Para que el diseño fuera absolutamente fidedigno, el equipo delimitó cada uno de los contornos del terreno y construyó a escala las arqueadas paredes del cañón así como la roca de más de 360 kilos de peso que mantuvo prisionero a Aron.

Hoy conocido principalmente por aventureros escaladores, montañeros y especialistas en descenso de cañones, Blue John está tan lejos que un helicóptero tenía que transportar al reparto y al equipo técnico y de realización una y otra vez, pasando luego la noche en un campamento ubicado en plena naturaleza.

El hecho de trabajar con dos unidades de fotografía principal conllevó un excepcional reto de logística, pero Colson dice que también supuso una oportunidad.

”Resulta emocionante que no se haya llevado a cabo anteriormente. Danny desarrolló la idea al principio del proceso y todos tuvimos que ponernos rápidamente al día”, afirma Colson. “Descubrimos que las ventajas eran inmensas. Nos permitía reducir el calendario de rodaje y, al mismo tiempo, aprovecharnos de una mayor cantidad de energía creativa. La posibilidad de comprimir el tiempo de rodaje también implicaba mayor frescura en la interpretación de James. Todo el mundo sentía sus energías renovadas constantemente ya que con cada director de fotografía las formas de captar esa experiencia eran totalmente nuevas”.

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Fue la manera poco convencional de enfocar la película de Boyle lo que estimuló a Franco a continuar incluso cuando las exigencias de producción le mantenían agónicamente inmóvil y tiritando dentro de un gélido cañón, día y noche. Hablar directamente a una cámara de video en vez de mantener los habituales diálogos cinematográficos fue algo que Franco también tuvo que asimilar. “Parecía casi un antiguo monólogo de Shakespeare, donde te diriges al público directamente”, señala el actor. “Era algo inusual en una película”.

Franco pudo comprobar en sí mismo la visión de Boyle cuando la llevó a cabo manteniendo al actor, a veces hasta un grado alarmante, dentro de un espacio sumamente estrecho, incómodo y casi desquiciante durante casi todo el rodaje. Franco estaba tan comprimido en el interior del decorado réplica del cañón que al finalizar el rodaje estaba lleno de magulladuras, sarpullidos y marcas. “Fue un rodaje agotador desde el punto de vista físico”, admite el actor. “Pero eran unas circunstancias muy interesantes de recrear y Danny es un director sorprendente. Es una persona muy vital y apasionada, pero siempre obtiene lo que quiere”.