Aunque la película habla del pueblo kurdo, en realidad la inspiración le llegó a Michael Winterbottom leyendo un artículo periodístico sobre 58 inmigrantes chinos que aparecieron asfixiados en el tráiler de un camión en Dover, tratando de entrar ilegalmente en Inglaterra. El tratamiento, morboso y superfluo, del reportaje, le impelió a buscar la verdad.