Coppola quiso reunir a los actores en su casa mucho antes del rodaje para que convivieran y tuvieran experiencias juntos. Entre esas experiencias figuraba la lectura conjunta de la novela de Bram Stoker, lo cual les llevó 2 días completos, según el propio
Anthony Hopkins. Tras dicha lectura, se les pidió a los actores que aportaran ideas para la película, lo cual acabó cambiando por completo el guión original. Según
Winona Ryder, que dió a conocer dicho guión al propio Coppola, en principio se trataba de un texto muy filosófico y casi meditativo (narrado en 1ª persona) y no presentaba para nada la estructura que acabó teniendo al final. Uno de los añadidos principales de Coppola fue el prólogo en el que se relaciona la figura histórica de Vlad Tepes, o Vlad el Empalador, con el personaje creado por Bram Stoker.